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Mostrando entradas de febrero, 2015

Cake salado de calabaza con jamón y piñones

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¡Otro prodigio de sencillez de elementos y elaboración y resultado espectacular! Tenía una calabaza entera en casa, de esas tipo vinatera, más naranja que las habituales de los cocidos y de pulpa más consistente. Las prefiero porque salen las cremas más coloridas y con mejor textura. Pero una vez hecha la crema me sobraba más de la mitad. ¿Qué hago con ella para que no se me estropee? Me voy al Índice. Nooo, no se trata del Índice de libros prohibidos. De las numerosas revistas de cocina que guardo, suelo apuntar las recetas que más me apetecen con una signatura: el número y la página. Así, cuando quiero encontrarla, me voy al título et voilá. Sí, ya sé que hoy resulta un poco arcaico el sistema, pero hasta que no me compre una impresora con escáner para poder pasarlas al ordenador, funciona el viejo sistema bibliotecario. La receta original pide chicharrones, pero, aunque me encantan, engordan una barbaridad. Si no tenéis problemas de peso o queréis daros un homenaje, pon

Alubias con calamares en tinta

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¿A que esto no te lo esperabas? ¿Calamares en tinta con alubias en lugar del consabido arroz? Pues sí. Y bendito hallazgo porque están de muerte. Sí, ya sé que digo eso de casi todos los guisos, pero es que es la verdad. Cuando se hace un plato en casa se come y se somete a juicio popular. Si sale con honores, como en este caso, se sube al blog. Los reguleros se quedan en el cajón. No escribo un blog de cocina para lucirse con fotos de revista y recetas de diseño, sino para mostraros lo rico y variado que se puede comer a pesar de tener que lidiar todos los días con las dichosas intolerancias. A los más reacios, a los que les choque la combinación de alubias con tinta les diré que casan genial, que no tengan miedo. Y a los kamikazes de los sabores, que vayan preparando un pan de kilo porque es difícil resistirse a mojar en el caldito espeso que resulta de tan gloriosa mezcla.  ¡Y barata a más no poder! Yo la hice con chocos porque era lo que tenía en el congelador, pero c

Pastel de puerros con gambas

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De esas veces que se acerca la hora de la cena y no sabes qué hacer, ni tienes ganas de ponerte a pensar, que si por ti fuera, te bastaba con un yogur y una manzana y derecha a la cama, a ver si acababa el día... Pero no puedes, porque los demás sí tienen hambre. Sólo se te ocurre la consabida tortilla francesa y las protestas se elevan al cielo por cansina. Abres la nevera y husmeas a ver qué verdura prejubilas. Un manojo de puerros despelucados que iban para no sé qué potaje...una rama de apio que le hacía de comparsa más lacia que un sauce llorón... ¡Es que hoy no hay ni restos de fiambres! Pues a tirar de las gambitas congeladas. Y hete aquí que con estos 3 ingredientes y los mismos huevos de la tortilla francesa te sale un plato de 10. Fino, suave, ligero, de presentación impecable. Acompañado con una ensalada, cena de marqueses. ¡Una gozada! ¡ Y no es más que una tortilla cuajada en el horno! Los tropezones los podéis variar según dispongáis en la reserva. Con tacos d

Menestra de verduras con quinoa al aceite de tomillo

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Sí, yo también he caído rendida ante la quinoa. Y no por moda sino primero, por necesidad, ya que no contiene gluten, y segundo, porque su sabor, digestibilidad y propiedades me tienen fascinadas. Vamos, hasta el extremo de que casi ya no hago arroz. Lo he sustituido por ella. La uso en harina para panes que salen deliciosos y son muy nutritivos, y en grano. Aún no la he encontrado en copos, pero ya la probaré también así. Como las recetas con quinoa que había subido al blog eran de pan o de mero acompañamiento, hoy os quiero mostrar una facilísima en la que es protagonista junto a las verduras. Es increíble cómo una taza alimenta y cunde tanto. Tiene tanta proteína  (es una semilla no un cereal) que no es necesario agregarle ni pollo ni pescado para tener un plato completo. Ingredientes (4 p):  3/4  taza de desayuno (yo no la lleno, porque cunde muchísimo) 1 bolsa 1 kg de menestra congelada agua de cocer las verduras o caldo. aceite, tomillo fresco o seco, sal y pimie

Potaje de vigilia

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Se llaman potajes de vigilia a los que no llevan carne ni chacinas entre sus ingredientes y porque se solían tomar, como su nombre indica, en los viernes de la Cuaresma, dejando tranquilos, al menos por un mesecito, a los pobres cochinos. Ayunar, desde luego, se ayunaba poco con semejante guiso, pero aún no habían inventado el régimen de la alcachofa. Hoy en día se comen todo el año (al menos yo) porque, además de ser más ligeros, están buenísimos, y no hay que esperar a que terminen las Carnestolendas para disfrutarlos. Maneras de hacerlos hay miles, cada casa le da su toque. Pero sí hay un ingrediente que no varía: el bacalao, el único pescado del que se disponía siempre gracias a la sal. Bueno, y las sardinas arenques como las llaman aquí. Ya en las verduras se puede variar, pero generalmente se utilizan las espinacas, las acelgas, el repollo o los cardos, que le van divinamente. Yo lo hago casi siempre de la misma forma, pero hoy me ha dado por seguir una receta de esas mara

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